martes, 23 de mayo de 2017

Hipotecados de nacimiento

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Salimos de la crisis, pero no todos a la vez ni de la misma manera. Muchas generaciones no recuperarán jamás lo perdido en estos últimos años y lo que es peor, puede que hayan perdido también el tren de las oportunidades.

 Con el nuevo gobierno se ha dado un giro radical a la política económica del país, encaminada a reducir drásticamente el gasto público para cortar la sangría de deuda de las cuentas públicas.

Es triste decirlo pero el estado del bienestar, entendido como una serie de servicios públicos, gratuitos y universales tiene los días contados en el futuro escenario político-económico español.  El único pilar que parece sagrado para el gobierno y que no se plantea recortar ni congelar, son las pensiones, aunque eso suponga un esfuerzo aun mayor para los trabajadores activos y sus contribuciones a la seguridad social, ya que al problema principal del envejecimiento de la población española se suma la altísima tasa de desempleo que reduce la fuente de ingresos de la Seguridad Social. Pero del los jóvenes, del futuro, no se acuerda nadie. Bueno sí, para pagar mañana las deudas contraídas hoy.

Los excesos y lujos en los que hemos vividos los últimos años algún día se tendrán que pagar. La gallina de los huevos de oro nos la hemos cargado entre todos, sin que nadie procurase preservarla  y dotarla de mayor capacidad para que siguiera proveyéndonos de huevos.

Las generaciones venideras serán las que van pagar los platos rotos, y ya lo empezamos a ver con aumentos del 50% en las tasas de matriculación universitaria, reducción de becas para estudios superiores o de movilidad, o aumento de alumnos por clase en la educación secundaria.

No solo los más jóvenes verán como se le reducen los servicios que sus padres disfrutaban de manera gratuita, sino que además se verán destinados a mayores impuestos, menores sueldos y mayor precariedad laboral.  Este es el resultado de una visión cortoplacista y partidista de todos nuestros políticos.

¿Y las oportunidades para un futuro personal y laboral digno de los jóvenes donde se encuentra? Desgraciadamente fuera de este país. Y muchos ya hace tiempo que hicieron las maletas.
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jueves, 11 de junio de 2015

El comportamiento condicionado del ser humano

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Existe una corriente de la psicología que defiende la existencia de un comportamiento determinista en los seres humanos. Todas las acciones son condicionadas por estímulos externos, de manera que nuestra capacidad de decisión, según esta doctrina, es una ilusión, un espejismo.

Victor Frankl, escritor y psicólogo superviviente del holocausto nazi, introdujo el concepto de libertad interior, el espacio existente entre estímulo y respuesta para romper así con el comportamiento  defendido por los deterministas.

Durante mucho tiempo  tuvimos el único objetivo de sobrevivir como especie. Es lógico pensar que nuestra condición de actuar en función de los estímulos haya sido desarrollada con éxito para tomar decisiones rápidas y acertadas en situaciones de peligro. Pongamos el caso de un nómada que saliera a cazar; cuando se encontraba ante el ataque inesperado de un animal (estímulo) su respuesta estaba determinada: correr. Actuábamos sin pensar, más bien era una vida de reacciones determinadas ante estímulos concretos.

Cuando el objetivo fue la supervivencia, era eficaz actuar de manera instintiva, puesto que unos segundos de indecisión serían letales.

Bien, sabemos que el proceso estímulo-respuesta es inconsciente para la mayoría de nosotros, lo llevamos en nuestros genes desde los inicios de la humanidad y ha sido un mecanismo muy eficaz para garantizar nuestra existencia. Sin embargo en nuestra sociedad de hoy no tiene sentido seguir actuando de esta forma.

También conocemos que todos nosotros, gracias a la autoconciencia, tenemos una libertad interior para elegir la respuesta que queramos ante cualquier estímulo del entorno. Esta libertad hay que trabajarla. Cuando más conscientes seamos de estas reacciones automáticas, mayor será nuestro poder de decisión y más libres seremos para elegir la respuesta adecuada.  Pese a que este razonamiento es axiomático y todo el mundo desearía poder elegir sus respuestas y por ende su estado de ánimo, es del todo menos fácil ejercer esta libertad interior.
¿Qué es lo que nos hace comportamos de la misma manera una y otra vez aun sabiendo que no es correcto?

Aquí nos encontramos con problemas como nuestros patrones de comportamiento y pensamiento, con nuestra experiencia  y sobretodo con nuestro ego. Estos componentes son los enemigos de nuestra libertad interior puesto que de alguna manera estamos actuando contra ellos, eliminándolos de nuestras vidas.

Hoy en día sabemos los errores que cometemos por seguir los patrones de comportamiento tradicionales (enfadarnos en los atascos de tráfico, responder de manera maleducada a un maleducado, tener envidia de los demás, el dinero como fin en sí mismo etc), sabemos que beneficios tendríamos de romper ese patrón, pero ¿porque seguimos actuando así? Parece que nuestro subconsciente se niega  a cambiar porque se siente cómodo así, es su manera de garantizar su existencia., el ego. Si pudiéramos en cada acción, en cada instante, ser plenamente conscientes de nuestros actos y pensamientos, ¿que quedaría detrás? Si aprendiéramos a separarnos de nuestro yo, de nuestros pensamientos, nuestra identidad desaparece, dejamos de tener nuestra historia personal, por lo tanto se desvanece el sentido de existencia tal y como lo conocemos hoy. ¿Estamos dispuestos a desprendernos a nuestro “yo” pese a que lleva una carga de comportamientos y sentimientos negativos a cambio de vivir en un paradigma completamente nuevo, plenamente consciente, presente y sin sufrimiento?

Ni siquiera un dios puede cambiar en derrota la victoria de quien se ha vencido a sí mismo. 
-Buda

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viernes, 16 de noviembre de 2012

Gibraltar, centro financiero onshore

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Gibraltar, territorio de ultramar de Reino Unido, ha sido tradicionalmente una zona de tensiones geopolíticas entre el gobierno de Reino Unido y España por el reclamo de su soberanía. Situado estratégicamente como puerta de acceso al mediterráneo y puente de conexión a África, representa un foco de atención para grandes entidades financieras.

A principios de los años 90 Gibraltar desarrolló su propia legislación fiscal que provocó una gran atracción de empresas por sus ventajosas condiciones fiscales. Ser convirtió así en un centro financiero offshore (territorio con un número muy elevado de instituciones financieras enfocadas principalmente en negocios con no-residentes).
  

En el año 2000 la OCDE le incluyó en la lista de paraísos fiscales. Dos años más tarde, la colonia británica empieza a colaborar con los estados miembros la OCDE con intercambio de información fiscal y aumento de transparencia de su sistema regulatorio.

Finalmente en 2010 abandona la lista de  paraísos fiscales con la publicación de la Income Tax Act con la que se compromete a fijar un impuesto de sociedades del 10% (hasta entonces las instituciones financieras estaban exentas de pagar impuestos),  a adoptar medidas para evitar la evasión de impuestos y establecimiento de penas legales y financieras para garantizar el pago de las tasas.
Desde 2011 es reconocido como centro financiero onshore, es decir, en igualdad fiscal con otros centros de servicios financieros de Europa.

El Peñón cuenta con 29.000 habitantes y su economía se encuentra en crecimiento pese a la crisis económica global. El número de empresas establecidas es de 28.000, casi 1 por habitante, lo que demuestra la gran atracción que supone para compañías extranjeras. 

Entre el 25%-30% de su PIB proviene de los servicios financieros; economía diversificada si se compara con otros territorios dependientes de la corona británica como Isla de Man o Guernsey donde el peso es del 55% y 60% respectivamente.

El ejercicio de transparencia fiscal y lucha contra la evasión de impuestos puesto en marcha hace dos años está empezando a notarse en el sector.  A continuación se muestra un gráfico con la evolución del valor de los balances en las entidades financieras:

 
 


Como vemos, a partir de 2010 el valor de activos y pasivos de las empresas se ha reducido notablemente, pese a tener un de los tipos impositivos más bajos de Europa.  ¿Significa que ha habido huida de capitales a otros paraísos fiscales? ¿Saldrá beneficiada Gibraltar a largo plazo con esta decisión?

Uno de los mayores retos que se le presenta en el futuro es saber potenciar su centro financiero onshore y diversificar su economía para que empresas extranjeras encuentren razones, a parte de las fiscales, para invertir y realizar sus operaciones desde ahí.

Con esta decisión, ha dado un paso adelante para integrar su pequeña economía dentro de los países de la OCDE. A partir de ahora abre la puerta a muchos países, antes recelosos de su opacidad fiscal,  a iniciar nuevas relaciones comerciales. Es hora que nuestro vecino empiece a generar riqueza dentro de la ley.

Uno de los negocios que ha emergido con fuerza en los últimos años ha sido de de los casinos online. Las principales empresas del sector tienen sede fiscal en paraísos fiscales, como por ejemplo Pokerstars en Isla de Man. En Gibraltar hay numerosas empresas del sector  establecidas y puede ser una buena oportunidad para atraer a más compañías si logran conservar unos tipos impositivos bajos, con un seguimiento riguroso de las operaciones que eviten el blanqueo de capitales y el fraude fiscal.
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lunes, 5 de noviembre de 2012

El estado natural del hombre

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La esencia del ser humano es el instinto de supervivencia. A lo largo de nuestra historia hemos convivido con guerras, conflictos y tensiones para lograr la conservación y supremacía, primero de nuestra especie en el reino animal, y luego entre las tribus y razas humanas que cohabitan en la tierra. Durante miles de años nuestras vidas han sido muy semejantes a la de los animales, empujados por impulsos, lucha de poderes y supervivencia del más fuerte; evolución darwinista.
Nuestro camino inició su separación del resto de seres vivos con el asentamiento de los primeros nómadas, la agricultura, la mejora de las técnicas de caza, la invención de la rueda etc.  Comenzamos a emplear la única herramienta que nos hace diferentes: la inteligencia
A priori, parecía que el rumbo tomado iba a ser mejor, y lo fue en varios aspectos, pero por lo general no podemos afirmar que el uso de nuestro intelecto nos haga vivir mejor y más felices que nuestros antepasados; seguimos padeciendo los mismos problemas.
Nuestros instintos animales, comportamientos y pensamientos siguen siendo los mismos, aunque adaptados a la nueva sociedad y los nuevos avances. Seguimos teniendo miedo, ¿a qué? No lo sabemos, pero ese sentimiento sigue instalando en nosotros por mucho que nos afanemos a vivir cada día en lugares más seguros. Somos desconfiados por naturaleza, carácter necesariamente forjado antiguamente para sobrevivir; aquéllos que no lo fueron desaparecieron. Como consecuencia, toda la generación del siglo XXI lleva en sus genes los rasgos que han permitido la supervivencia en épocas pretéritas donde los humanos vivíamos compartiendo el medio con los animales, donde nos sentíamos vulnerables ante la majestuosidad y el misterio de la naturaleza no como en el presente donde hay miles de especies en extinción por culpa de la explotación humana y donde los avances científicos están haciendo cada vez más predecible el futuro a corto plazo, y paradójicamente más impredecible a largo plazo por  la rápida evolución de la tecnología.
El terreno de juego ha cambiado, las reglas no.
El siglo XX en mi opinión parecer ser un punto de inflexión, el abandono de las guerras en el mundo occidental ha dado paso, de momento, a un periodo de paz, entendimiento y coordinación.
Un antes y un después en el largo recorrido de nuestra historia. Si miramos con perspectiva la situación, desde la aparición de los primeros humanos hace 200.000 años, nuestra civilización se encuentra ahora en el inicio de un largo período de adaptación. Interactuamos como animales salvajes, en un medio de paz y tranquilidad. Estamos siendo fruto de la teoría de la evolución, donde los ciudadanos que menos se adapten a esta nueva etapa estarán abocados inexorablemente a la desaparición.
Aunque no hay que lanzar las campanas al vuelo. Por un lado, los conflictos siguen existiendo de manera residual en los países menos desarrollados.  Por otro, entre países del primer mundo, las hostilidades han dado paso a otro tipo de actitudes más sutiles pero que siguen siendo el resultado de comportamientos instintivos primitivos con el fin de lograr la supremacía y supervivencia ya sea de su país, raza, cultura, ideología…etc.
Las guerras militares han sido sustituidas por las guerras económicas o guerras de los mercados. Los países que tienen más influencia y poder  son las potencias económicas, no las militares. Pese a que existan países con importantes ejércitos, como Israel, Siria o Irán, no suponen una amenaza “real”; sus economías están muy lejos de su poderío armamentístico. En la actualidad, amenazas de aislamiento económico internacional son suficientes para que países beligerantes cedan de sus intenciones ya que la autarquía, incluso en los países más anticapitalistas supondría el declive de su economía y riqueza.
Basta con ver el ejemplo de Venezuela, donde el 80% de sus ingresos procede de la exportación de petróleo y la mayoría de los productos consumidos son importados. Que le pasaría a la Venezuela imperialista y anticapitalista si las potencias económicas como EEUU, China, Alemania o Japón decidiesen aislarla económicamente? El resultado sería nefasto para su país. Habría sido derrotado con el arma más letal que existe, el aislamiento económico.
La esencia del ser humano  sigue siendo el instinto de supervivencia, como los animales.
¿Cuándo la esencia del ser humano será la inteligencia?
¿Cuándo dejaremos atrás nuestros viejos instintos?
“La paz no es el estado natural del hombre, sino que este se debe conseguir como resultado del progreso, del imperio de la razón en el espinoso terreno de las relaciones humanas”
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domingo, 4 de noviembre de 2012

El margen para ser libres

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Gracias a la democracia, a la economía de mercado y las nuevas tecnologías, gozamos de la oportunidad de decidir a cada instante que rumbo tomar en nuestras vidas. La multitud de decisiones y elecciones que llevamos a cabo a lo largo del día son enormes, lo que demuestra que somos aparentemente, dueños de nuestra propia situación de vida.

Pero la libertad como persona guarda otra dimensión mucho más relevante y necesaria para considerarnos plenamente libres. Es la libertad ética de nuestras conductas y decisiones
Para ser realmente libres, en el más amplio de los sentidos, para no vernos sometidos a presiones e intereses de terceros que puedan influir en nuestras elecciones, es fundamental tener presente nuestra libertad interior, la de los valores y conductas que guían nuestros comportamientos. La libertad interior, la de nuestro yo más profundo que queda dividida en subjetiva y objetiva:

La subjetiva, entendida como el conjunto de valores y rasgos de la personalidad que permiten tomar decisiones en función de los riesgos y beneficios, como la valentía y la integridad.  Por ejemplo, si eres conocedor de una información que debes revelar por el bien común, pero que puede tener consecuencias negativas para ti (ya sean físicas, emocionales, profesionales etc),  ¿tendrás la suficiente valentía para ejercer la libertad de divulgarlo? Hace pocos días un periodista griego hizo pública una lista de los evasores fiscales de su país. Era conocedor de los riesgos y beneficios de la acción que iba a emprender, y gracias a sus firmes valores éticos y morales tomo la decisión como ser interiormente libre.

La objetiva: factores externos que condicionan nuestra libertad, fundamentalmente el económico. Es importante cuidar nuestro nivel de endeudamiento, nuestros ahorros, en definitiva vivir con cierto margen que nos permita ser económicamente independientes de posibles coacciones para no vernos arrojados a tomar decisiones no éticas con tal de mantener la fuente de ingresos de la que dependemos. 

El motor del capitalismo es el consumo a crédito,  compra hoy, paga mañana. Su naturaleza parece en sí misma paradójica: por un lado nos hace más libres al tener la oportunidad de adquirir todo tipo de bienes y servicios incluso sin poder pagarlos al contado; por otro, más esclavos por la subordinación a las fuentes de crédito que mantienen nuestro nivel de vida. Las familias consumen y adquieren bienes con un dinero que no poseen, se endeudan y se vuelven dependientes de otros. Es el problema principal y unos de los peligros del deterioro de los valores éticos de la sociedad española. Personas abocadas a tomar decisiones no deseables ordenadas por personas o entidades de las cuales se han hecho dependientes.

En el mundo empresarial estas prácticas son comunes, pero se han visto acentuadas en tiempos de crisis por el miedo y la dependencia que los trabajadores tienen de su empleo.
Empresarios, sabedores de esta situación, llevan a los trabajadores a extremos que superan lo ético, como trabajar 12 horas diarias,  obligarles a realizar prácticas ilegitimas e incluso ilegales, con la amenaza de despedirlos, contratos laborales precarios etc.

Los comerciales de cajas y bancos, que vendieron productos financieros de alto riesgo como instrumentos  de ahorro a clientes que desconocían de que se trataban, en que fallaron? Carecerían de la suficiente integridad moral y valentía para decir basta,  habían tornado sus vidas dependientes de ese empleo? O simplemente no tenían escrúpulos y realizaron esas acciones de modo consciente y libre desde el punto de vista ético?

¿Las mujeres españolas, son libres para ser madres, a la edad que quieran y en el momento que quieran, o temen quedarse fuera del mercado laboral durante un tiempo y luego no poder volverse a incorporar?

La alta tasa de desempleo y el fuerte endeudamiento de las familias corrompen los valores de la sociedad. 

Que los ciudadanos españoles consideremos hoy en día el trabajo como un privilegio y no como un derecho muestras claramente la situación dramática y de subordinación en la que nos encontramos.

Si tu jefe mañana te ordena que realices una acción que va claramente en contra de tus convicciones éticas, te sentirás libre para decir NO, con todas las consecuencias que eso conlleva?

¿Podemos afirmar en este contexto, que somos los nuevos esclavos del siglo XXI? 

 “La desobediencia es el verdadero fundamento de la libertad. Los obedientes deben ser esclavos”
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miércoles, 9 de mayo de 2012

Obsolescencia programada

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Nadie pone en duda que los avances y la tecnología disponible para la producción de bienes hoy en día supera con creces la utilizada hace un siglo. Todos damos por hecho que gozamos de productos de mejor calidad, con más atributos y asequibles a cualquier ciudadano que desee comprarlo.  La evolución y desarrollo natural de la humanidad nos hacen suponer que ciertamente la sociedad del siglo XXI vive mejor, pero un análisis más detallado y profundo pone en duda que los conocimientos y la tecnología que disponemos se estén empleando para que disfrutemos de mejores productos y mayor calidad de vida. La explicación la tiene el capitalismo y su hambre voraz por los beneficios.
El paradigma más conocido y sencillo de explicar es el de la bombilla. Las primeras bombillas tenían una vida útil cuasi ilimitada, existiendo todavía hoy algunas en funcionamiento tras 100 años de actividad. Con el paso de las décadas,  los grandes productores de bombillas se unieron en carteles para limitar  su vida útil, pasando de una duración cuasi infinita a 1500 horas.  Está claro que los únicos ganadores con estas medidas eran los fabricantes de bombillas que lograron acortar el ciclo de vida del producto y obligar al consumidor a comprar ese producto repetidas veces a lo largo de su vida a pesar de que existía la tecnología suficiente para no hacerlo.
Estas prácticas se llevaron a cabo de una manera sigilosa y encubierta con el objetivo de que la población no estuviera al corriente de la aplicación de estas políticas claramente perjudiciales para ellos. Sin embargo, hubo algunos autores que defendieron públicamente la teoría (la sociedad ignoraba que ya se estaba practicando) con el fin de fomentar el empleo y el crecimiento económico y no con la intención de perpetuar el capitalismo y el crecimiento de las empresas. Sus teorías, aceptadas por una minoría, siempre fueron interpretadas como favorecedoras a los empresarios y no a los consumidores.
Tras la bombilla aparecieron muchos otros casos como las medias de nylon, cuya resistencia permitía hasta remolcar coches.  La propia empresa creadora de este revolucionario producto, que permitirá a las mujeres acabar con las carreras en sus medidas, retiró el producto semanas después de su lanzamiento y ordenó a los ingenieros que tanto esfuerzo y trabajo habían puesto en lograr el mejor producto a fabricar otro con una calidad menor  y por debajo de las capacidades tanto de capital  humano como tecnológico de las que disponía la empresa en aquel momento. Esta decisión marca un punto de inflexión en la concepción que tenían  los ingenieros sobre la finalidad de su trabajo ya que hasta entonces, la antigua generación dedicaba horas de investigación para innovar y desarrollar productos mejores. Con la decisión de retirar del mercado un producto de alta calidad por otro peor, la nueva mentalidad de los ingenieros estuvo mucho más orientada al mercado, dejando de lado los principios y valores de su profesión, visión que todavía perdura entre los ingenieros de hoy.
También hemos visto las consecuencias de la obsolescencia programada en la industria automovilística, que en los años sesenta empezó a considerar las implicaciones negativas que podía suponerle el competir vía calidad y fabricar coches casi infalibles. Agrupados mediante carteles, los grandes fabricantes como Toyota, Ford, Chevrolet etc, presionaron a aquellos competidores que decidieron revolucionar el mercado con nuevos diseños, nuevos accesorios y mayor calidad, acabando borrándolos de sector. La película “Tucker: The Man and his dream” (1988) ejemplifica muy bien los cambios y restricciones que impuso el lobby automovilístico de Detroit  para seguir generando ventas y creciendo a base de coches malos y baratos.
Encontramos muchos ejemplos de obsolescencia programa presentes en nuestros días, como los chips  incorporados a las placas base de las impresoras cuya función única es la de llevar un recuento del número de páginas impresas y enviar un error cuando se ha superado el límite programado por el fabricante.
Tampoco se salvan ordenadores y móviles, donde las durabilidad de sus baterías también viene programada con un máximo de cargas diarias. El caso más sonado recientemente es el de Apple y su modelo Iphone. Su batería estaba programada para que empezara a fallar al cabo de 300 cargas, aproximadamente un año de funcionamiento, siendo su sustitución inviable y obligando al consumidor a adquirir  un nuevo móvil. Los consumidores insatisfechos empezaron a crecer y se agruparon para poner una demanda histórica contra Apple que acabaron ganando. Apple no solo se vio obligado a indemnizar con móviles nuevos a los usuarios afectados sino que tuvo que prestar un servicio adicional de sustitución de baterías para los clientes damnificados.
La calidad de los electrodomésticos también se ha visto perjudicada por la doctrina de la obsolescencia programada. Neveras, lavadoras, lavavajillas, microondas, hornos y un largo etcétera de productos domésticos duran menos hoy que hace 20 años. Una clara demostración la tuvimos en Alemania, tras la segunda guerra mundial, donde coexistieron el capitalismo incipiente de Alemania occidental y el comunismo de Alemania del este.
Mientras los primeros seguían los principios de recortar los ciclos de vida de los productos para fomentar el consumo, los segundos se dedicaban a producir bienes austeros, robustos y duraderos. Cuando cayó el muro de Berlín muchos alemanes del oeste fueron a comprar decididamente productos del este, productos que hoy en día todavía funcionan pero que se dejaron de producir, por el cierre repentino y obligado de sus fábricas por los occidentales a los pocos meses de la caída del muro. La amenaza al modelo comprar, tirar comprar había sido erradicada de nuevo.
Uno se puede preguntar si la manipulación deliberada de la vida útil de los productos ha sido beneficiosa para alguien más que para los empresarios. Ciertamente,  el modelo parecía dibujar una senda de crecimiento casi imparable hasta día de hoy. Ha generado muchísimo empleo y prosperidad en las economías occidentales, con aprovechamiento de economías gracias a la producción en masa, la reducción de los costes y la creación de industrias de mantenimiento y reparación.
La aceleración en el consumo se ha visto acentuada por las agresivas políticas de marketing y publicidad que seducen a la gente a desechar el producto adquirido antes de que llegue a su fin. Es la única vía para seguir incrementando el consumo sin bajar la calidad del producto todavía más ya que se encuentra en unos niveles tan bajos, con la tecnología disponible actual, que empezarían a levantar las sospechas de la población, desconocedora en su mayoría de esta manipulación.
El empobrecimiento de la sociedad producido por la obsolescencia programada ha sido enorme en todos estos años, pero se avecina un problema aún mayor: los recursos limitados de la tierra dentro de un modelo ilimitado de crecimiento.
Tanto los gobiernos como las empresas deben empezar a plantearse un cambio en el modelo económico actual, un equilibrio entre crecimiento y sostenibilidad. Para lograrlo existen varias alternativas, que se pueden aplicar de manera conjunta.
Producir bienes de mayor calidad que permitan alargar su vida útil y reducir el consumo.
Fabricar productos biodegradables que no tengan impacto negativo en la naturaleza
Incorporar  al precio el coste medioambiental derivado de la producción de bienes y servicios
Reutilización de productos a partir del reciclaje y el diseño sostenible
Se trata pues de asumir la responsabilidad del cambio ante un futuro inminente no muy alentador. Dejar de mirar hacia otro lado y afrontar un problema que cada día que pasa se hace más difícil de solucionar.
“El mundo es suficientemente grande para satisfacer las necesidades de todos, pero siempre será demasiado pequeño para satisfacer la avaricia de algunos” Gandhi
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