domingo, 9 de octubre de 2011

Jóvenes sin crédito

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Este año España cerrará con una tasa de paro juvenil cerca del 50%, la segunda tasa más elevada de los países desarrollados, tan solo por detrás de Sudáfrica. Lo más alarmante no es que llevemos muchos meses sin encontrar la manera de dar empleo a miles de jóvenes, sino que parece que está tendencia seguirá en los próximos años ya que los políticos, como siempre, se pasan la pelota los unos a los otros sin atacar la raíz del problema.

La situación de los recién titulados españoles es  por lo menos dantesca, ridícula y frustrante. Por un lado los políticos y empresas se llenan la boca de resaltar la importancia de la formación de los jóvenes como base para un futuro mejor, más productivo e innovador.  Lo cierto es que el discurso está cargado de razón, España a lo largo del siglo XXI está experimentando un cambio de su modelo productivo, apostando por productos con alto valor añadido donde se requiera una formación especializada, dejando atrás la era de la mano de obra barata y poco cualificada, fruto de la deslocalización a los países del este y asiáticos.

Ahora bien,  este discurso político y empresarial sería congruente si el país tuviera una tasa de paro juvenil cercana a la media de la UE, de un 15%. Pero lo cierto es que hoy en día nadie apuesta por los jóvenes formados.  La mayoría de PYMES, que forman el 80% del tejido empresarial del país, no creen en nosotros. Los empresarios, muchos de ellos sin formación universitaria, tratan a un licenciado como si acabara de salir de la escuela, como si fuéramos mentes vacías. No se confía en nosotros ni se nos da tareas de responsabilidad. Yo me pregunto qué pasaría si por un día todos esos jóvenes en el paro o con trabajos muy por debajo de su formación pasasen a ocupar los puestos de esos empleados ociosos, estancados en los mismos valores obsoletos del pasado y rígidos e inflexibles en su manera de trabajar.

La mentalidad empresarial española debe cambiar cuanto antes si no queremos alejarnos de los países más ricos. Estados Unidos o Alemania son un claro ejemplo a seguir. Ahí un joven licenciado es valorado como lo que es, y las empresas están pagando lo que aquí un español cobra cuando ya tiene 5 o 6 años de experiencia laboral.  Está claro que es un modelo obsoleto, donde los empresarios, incapaces de seguir creciendo para generar beneficios por su falta de competitividad, obtienen su riqueza mediante la expoliación y esclavitud de sus trabajadores, que reciben sueldos que rozan la vergüenza.

El reciclaje es lento, pero cuando los jóvenes de hoy en día lleguemos al mando empresarial espero que no sea demasiado tarde y podamos arreglar los que nuestros padres solían describir como “un futuro mejor”.

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