jueves, 11 de junio de 2015

El comportamiento condicionado del ser humano

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Existe una corriente de la psicología que defiende la existencia de un comportamiento determinista en los seres humanos. Todas las acciones son condicionadas por estímulos externos, de manera que nuestra capacidad de decisión, según esta doctrina, es una ilusión, un espejismo.

Victor Frankl, escritor y psicólogo superviviente del holocausto nazi, introdujo el concepto de libertad interior, el espacio existente entre estímulo y respuesta para romper así con el comportamiento  defendido por los deterministas.

Durante mucho tiempo  tuvimos el único objetivo de sobrevivir como especie. Es lógico pensar que nuestra condición de actuar en función de los estímulos haya sido desarrollada con éxito para tomar decisiones rápidas y acertadas en situaciones de peligro. Pongamos el caso de un nómada que saliera a cazar; cuando se encontraba ante el ataque inesperado de un animal (estímulo) su respuesta estaba determinada: correr. Actuábamos sin pensar, más bien era una vida de reacciones determinadas ante estímulos concretos.

Cuando el objetivo fue la supervivencia, era eficaz actuar de manera instintiva, puesto que unos segundos de indecisión serían letales.

Bien, sabemos que el proceso estímulo-respuesta es inconsciente para la mayoría de nosotros, lo llevamos en nuestros genes desde los inicios de la humanidad y ha sido un mecanismo muy eficaz para garantizar nuestra existencia. Sin embargo en nuestra sociedad de hoy no tiene sentido seguir actuando de esta forma.

También conocemos que todos nosotros, gracias a la autoconciencia, tenemos una libertad interior para elegir la respuesta que queramos ante cualquier estímulo del entorno. Esta libertad hay que trabajarla. Cuando más conscientes seamos de estas reacciones automáticas, mayor será nuestro poder de decisión y más libres seremos para elegir la respuesta adecuada.  Pese a que este razonamiento es axiomático y todo el mundo desearía poder elegir sus respuestas y por ende su estado de ánimo, es del todo menos fácil ejercer esta libertad interior.
¿Qué es lo que nos hace comportamos de la misma manera una y otra vez aun sabiendo que no es correcto?

Aquí nos encontramos con problemas como nuestros patrones de comportamiento y pensamiento, con nuestra experiencia  y sobretodo con nuestro ego. Estos componentes son los enemigos de nuestra libertad interior puesto que de alguna manera estamos actuando contra ellos, eliminándolos de nuestras vidas.

Hoy en día sabemos los errores que cometemos por seguir los patrones de comportamiento tradicionales (enfadarnos en los atascos de tráfico, responder de manera maleducada a un maleducado, tener envidia de los demás, el dinero como fin en sí mismo etc), sabemos que beneficios tendríamos de romper ese patrón, pero ¿porque seguimos actuando así? Parece que nuestro subconsciente se niega  a cambiar porque se siente cómodo así, es su manera de garantizar su existencia., el ego. Si pudiéramos en cada acción, en cada instante, ser plenamente conscientes de nuestros actos y pensamientos, ¿que quedaría detrás? Si aprendiéramos a separarnos de nuestro yo, de nuestros pensamientos, nuestra identidad desaparece, dejamos de tener nuestra historia personal, por lo tanto se desvanece el sentido de existencia tal y como lo conocemos hoy. ¿Estamos dispuestos a desprendernos a nuestro “yo” pese a que lleva una carga de comportamientos y sentimientos negativos a cambio de vivir en un paradigma completamente nuevo, plenamente consciente, presente y sin sufrimiento?

Ni siquiera un dios puede cambiar en derrota la victoria de quien se ha vencido a sí mismo. 
-Buda

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